Por Helena Guevara: ¿Quieres algo nuevo para tu vida? ¿Quieres salir de la rutina? ¿Te has planteado alguna vez «qué es la rutina»?
La RAE define la rutina de dos maneras:
1.- Costumbre o hábito adquirido de hacer algo de un modo determinado, que no requiere tener que reflexionar o decidir.
2.- Habilidad que es únicamente producto de la costumbre.
Esta claro que las rutinas, los hábitos, nos ayudan a vivir. Sería un despropósito tener que re-aprender funciones humanas cada día como caminar, hablar, conducir, lavarse los dientes, escribir… entre muchísimas otras. Los hábitos nos facilitan la vida. Pero… ¿Existen hábitos «buenos» y hábitos «malos»? ¿Cuándo un hábito es «bueno» o «malo»?
Podríamos decir que un hábito, una rutina, es «buena«, cuando nos ayuda a Vivir, cuando nos trae sensaciones reconfortantes, cuando nos ayuda a economizar el esfuerzo, a ser más eficientes en nuestras tareas cotidianas y nos permite seguir aprendiendo y refinar lo aprendido. Muchos de los buenos hábitos tienen que ver con el orden, con una buena organización del tiempo, de la familia, del trabajo, de la casa, de nuestras prioridades y de nuestros valores. Los buenos hábitos van unidos a una sensación de ausencia de esfuerzo en las acciones diarias para lograr nuestros propósitos. Y sobre todo un hábito es bueno cuando podemos cambiarlo, elegir hacerlo o no hacerlo.
Y un hábito… ¿Cuándo es «malo»? Pues cuando no podemos cambiarlo, cuando no podemos dejar de hacer eso que hacemos o no podemos hacerlo de forma diferente. Eso quiere decir que ese hábito o rutina que un día nos ayudó, ahora nos entorpece el camino. Se ha rigidificado, se ha vuelto crónico, se ha automatizado de tal forma que ha tomado el poder y no nos permite elegir. LOS HÁBITOS QUE NO PODEMOS CAMBIAR NOS CONVIERTEN EN SUS ESCLAVOS.
¿Cómo podemos transformar los hábitos «malos» que nos convierten en sus prisioneros por hábitos «buenos» que nos proporcionen libertad de elección y de acción?
El primer paso es observar, prestar atención y hacernos preguntas acerca de cómo vivimos, de cómo nos conducimos en la vida, de cómo hacemos lo que hacemos. Preguntarnos acerca de si nuestras actividades, relaciones y circunstancias cotidianas nos plantean desafíos interesantes que podemos abordar con interés, gusto, agradecimiento y ausencia de esfuerzo. Si podemos hacerlas, gestionarlas y relacionarnos con ellas de diferentes maneras.
Cuando no podemos elegir nos sentimos cautivos, atrapados por el hábito o la rutina: » No puedo dejar de fumar», «No puedo dejar de tomar tales alimentos», «Que sería de mi si dejara a mi pareja», «No puedo cambiar de trabajo, de casa, de ciudad o de país, tal y como están las cosas», etc
Una vez hemos re-conocido, hemos tomado conciencia de nuestros hábitos y nos hemos dado cuenta si nos hacen más o menos libres habremos de investigar aquellos que nos restan libertad o nos hacen daño con el fin de modificarlos.
El segundo paso será indagar si el hecho de tener la sensación de estar atrapados, de sentirnos insatisfechos con nuestras rutinas tiene que ver con las circunstancias externas o internas.
Si creemos que son las circunstancias externas las causantes de nuestros «males» y limitaciones es que aún no hemos descubierto, no hemos aprendido o no nos han enseñado que CAMBIAR ES POSIBLE pero desde dentro, podemos aprender nuevas formas de obrar, de pensar, de sentir, de vivir CAMBIANDO NUESTRO CEREBRO.
Moshé Feldenkrais desarrollo su método de Toma de Conciencia a través del Movimiento para ayudarnos a cambiar nuestros hábitos limitantes, para ayudarnos a descubrir que sí tenemos opciones y que podemos elegir, gracias a la PLASTICIDAD DEL CEREBRO.
El tercer paso es dar nueva información al cerebro para que se reorganice, para que aumenten sus conexiones neuronales y se amplíen sus combinaciones, es posible hacerlo prestando una atención detallada al movimiento de nuestro cuerpo e investigando alternativas de movimiento más acordes con el diseño humano.
Moshé Feldenkrais descubrió que cada vez que combinamos la atención con el movimiento, se activan millones y millones de células cerebrales. Con la atención consciente las funciones organizativas del cerebro se ponen en acción. Cuanto más combinamos la atención con el movimiento, mayor es el número de células que se unen para formar nuevos patrones y posibilidades en nuestra vida: Nuevas acciones, nuevas ideas, nuevos sentimientos, nuevas emociones, nuevo conocimiento, nuevas posibilidades, nuevas elecciones… ¿No es estimulante?
Muchas gracias.