Ojos

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El movimiento de los ojos juega un papel fundamental en la organización del movimiento de todo el cuerpo. Los ojos no solo son órganos de percepción visual, sino que están profundamente conectados con el sistema nervioso central, influyendo en el equilibrio, la postura y la coordinación.

Los movimientos oculares coordinados estimulan el sistema vestibular (responsable del equilibrio) y el sistema propioceptivo (que nos informa sobre la posición del cuerpo en el espacio). Esta interacción permite que el cuerpo responda de manera adaptativa, ajustándose a las demandas del entorno. Es decir, los ojos actúan como un «director» del movimiento, enviando señales al cuerpo para organizarse de manera eficiente, mejorar la estabilidad y facilitar un movimiento integrado y armónico.

¿En qué consisten las clases?

Las clases están basadas en los descubrimientos del Dr Moshé Feldenkrais sobre los efectos del movimiento en nuestro cerebro y en todo nuestro ser.

Moshe Feldenkrais desglosó el desarrollo psicomotor del ser humano en más de 1.500 clases.

En cada clase hacemos un viaje al pasado repasando partes del proceso de aprendizaje sensoriomotor que realizamos en la infancia.

Rehabilitamos funciones motrices que por desuso el cerebro ha olvidado.

Ampliamos así el repertorio disponible de movimientos lo que nos permite dejar de hacer las cosas siempre de la misma manera.

Esto nos permite salir de la compulsividad, aliviando los puntos de fricción, tensión y dolor fruto de una vida repetitiva, mecánica, y con falta de opciones.

¿Cómo se realizan las clases?

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Tumbados en el suelo.

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Con los ojos cerrados.

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En un ambiente cálido, sereno y acogedor.

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Prestando un alto nivel de atención a las sensaciones que genera el movimiento.

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Reduciendo el esfuerzo innecesario para ampliar la percepción y la capacidad de "darse cuenta".

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Explorando sutiles variaciones de movimientos, a menudo inusuales, para generar nuevas conexiones neuronales.

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Moviéndose sin sobrepasar los límites de la comodidad, de forma suave y delicada, dejando a un lado el esfuerzo y la autoexigencia.