Cada vez tengo más claro que el Método Feldenkrais es sólo y exclusivamente para personas valientes. Ya sabemos que la persona valiente no es la que no tiene miedo sino la que tiene el coraje de confrontarse con sus sombras, sus miedos, heridas y dificultades.

En este momento existen en nuestra sociedad multitud de propuestas de “salud” que tienen que ver con el entrenamiento muscular, estiramientos y tonificación.  Todas ellas, a menudo, rodeadas de músicas trepidantes, diseñadas en forma de series repetitivas de movimientos rápidos y con instructor@s a los que imitar que, además de hacerlo “mejor” que nosotr@s, nos alientan a esforzarnos siempre un poco más. Dichoso esfuerzo… dichosa cultura judeo-cristiana que nos maldijo insertando en el inconsciente colectivo la creencia de que tendremos que esforzarnos y sufrir para lograr expiar la culpa de un tal Adán que comió no se qué manzana prohibida…

El Método Feldenkrais va contracorriente, quizás por eso cuesta darlo a conocer…

El Dr. Feldenkrais, a través de su ingenioso método, nos propone movernos muy lentamente y reducir el esfuerzo al máximo posible, sin, jamás, ir más allá de nuestros propios límites. De esta manera, podremos afinar nuestra sensibilidad y, nuestra atención captará detalles acerca de nosotr@s mism@s, de nuestra forma de movernos y de estar en el mundo que hasta ahora eran inconscientes y habían pasado inadvertidos. Es en este momento cuando el coraje entra en juego, por que nos daremos cuenta de que, en muchas ocasiones, nuestro cuerpo no sabe responder a las ordenes dictadas por nuestro cerebro (por ejemplo: trata de flexionar, lentamente y sin esfuerzo, el dedo anular de una de tus manos sin que se flexione ni el meñique y ni el dedo corazón). También encontraremos puntos de dolor que hasta ahora pasaban desapercibidos, desconexiones entre diferentes partes de nuestro cuerpo, desorganización en relación al orden organicamente “correcto” de movernos (por ejemplo utilizando la musculatura del cuello en primer lugar cuando queremos levantar la cabeza del suelo si permanecemos tumbados boca arriba, en vez de inicar el movimiento desde los músculos del bajo abdomen).

Para nuestro ego no es plato de buen gusto darnos cuenta de que sabemos mucho menos de lo que creíamos, de que nuestro cuerpo alberga  y enquista mucha información dolorosa que tiene que ver con nuestra historia personal, familiar y cultural…

Por eso hace falta coraje, por que el Método Feldenkrais te confronta con tu lado oscuro. Cuerpo, movimiento y fuerza de la gravedad son los ingredientes base para este camino de autoconocimiento.

¿Lo bueno? A parte de ser una gran estrategia para tomar conciencia de tus sombras, lo bueno es que tomas conciencia por ti mism@, que nadie se entera de la profundidad dolorosa de tu proceso, que no lo tienes que exponer en público, que puedes vivirlo íntimamente y ser tú tu propi@ maetsr@. Lo bueno, también, es que estarás acompañad@ por un/a profesor/a que “no lo hace mejor que tu”, que no te juzga, que te alienta a hacer menos, a ir más despacio y más profundo, que es compasiv@ y también autoconsciente de sus propias limitaciones.

Gracias.

Helena Guevara

“Encuentra tu verdadera debilidad y ríndete a ella. Ahí está el camino de la genialidad. La mayoría de la gente pasa su vida usando sus fortalezas para superar o encubrir sus debilidades. Hay unos pocos que utilizan sus fuerzas para incorporar sus puntos débiles, que no se dividen, esas personas son raras de encontrar. En cualquier generación hay unos pocos y son quienes la lideran”Moshé Feldenkrais