¿CÓMO MEJORAR NUESTRA «POSTURA» ANTE LA VIDA?

“Si no hacemos nada por cambiar nuestro modelo sentimental de conducta,

el mañana se parecerá al ayer en todo menos en la fecha”

Según Feldenkrais tener una “mala postura” significa que continuamos repitiendo compulsívamente, una y otra vez, las estrategias de adaptación que desarrollamos en nuestra infancia para adaptarnos al medio en el que nacimos.

Cuando éramos bebés y niños, muchas veces, se nos exigió más de lo que podíamos dar. Fue entonces cuando comenzamos a forzar nuestro cuerpo: por un lado para cumplir con las demandas de los adultos y no perder su aprobación y, por otro, para no sentir la angustia que nos producían las vivencias a las que estuvimos expuestos cuando éramos seres tan vulnerables.

Toda la musculatura flexora se encogió para proteger nuestro corazón y nuestras vísceras de la intensidad emocional. La cabeza quedó más adelantada que nuestro pecho y nuestro cuello tuvo que tensarse para sostener la cabeza.

El diafragma optó, también, por contraerse para disminuir la entrada y salida de oxígeno de nuestro organismo y minimizar el intercambio entre nosotros y el mundo para así no sentir tanto.

Nuestras manos y mandíbulas se tensaron crónicamente para no expresar nuestro dolor emocional convertido, a menudo, en rabia por no poder defendernos ni reclamar lo que realmente necesitábamos en aquellos momentos.

Estas estrategias de adaptación desarrolladas en la infancia, durante el periodo de dependencia, se convirtieron a nivel somático, en nuestra mala postura; a nivel emocional, en nuestro particular y restringido repertorio de respuestas emocionales; y a nivel mental, en nuestra peculiar manera de entendernos a nosotros mismos e interpretar el mundo.

Feldenkrais nos recuerda que, en esta vida, podemos elegir entre dos opciones:

a) Perpetuar el viejo estilo de conducta y seguir funcionando como lo hemos hecho siempre, como niños carentes necesitados de aprobación, afecto, reconocimiento y con miedo al aislamiento.

b) Madurar y enfrentar la angustia generada en la infancia, enquistada hoy en nuestro cuerpo y, también, tomar la responsabilidad de nuestra vida y reformar nuestro modo de acción para cambiar el rumbo de nuestra existencia.

Dice Feldenkrais que la madurez es una manera de hacer en la que ya no se siguen las pautas de conducta formadas durante el periodo de dependencia, como únicas posibles y que una persona madura debería poder obrar independientemente de la necesidad de atención y aprobación, del ansia de afecto y del miedo al rechazo, así como estar libre del miedo a quedarse sólo.

Así que aquí tienes algunas pistas para ir mejorando tu postura:

¿Sigues necesitando de la atención de los demás para sentirte bien? ¿Necesitas ser valorada por lo que haces? ¿Tienes miedo a estar soló? ¿Tienes miedo a que te rechacen?

En este link tienes 7 clases gratuitas diseñadas por Moshé Feldenkrais y guiadas por mi, para que puedas ir transformando el miedo en confianza, la duda en certeza y la angustia en paz, a través del movimiento.

Para que puedas ir encontrando el apoyo en tu propio esqueleto y no en las circunstancias externas, para que puedas liberar tu diafragma y vivir en contacto profundo con tu medio, soltar tus mandíbulas y liberar tu expresión y tu tensión, apoyar la cabeza sobre tu columna y mirar cómodamente hacia adelante, abrir el pecho para que la vida te penetre y así vivir con más  alegría, agradecimientodignidad.

Para que explores otras formas de moverte, de pensar, sentir y vivir y descubras nuevas posibilidades de acción latentes en tu interior.

Helena Guevara