Muy a menudo se presenta en las personas el hábito de proteger su área emocional, pecho, costillas, esternón y corazón, de agresiones externas, ambientales y/o emocionales. Este hábito, perpetuado en el tiempo, va modelando tanto la estructura de nuestro cuerpo como nuestra manera de movernos, de relacionarnos y de interpretar el mundo.
Apretar mandíbulas y puños, elevar los hombros y acercarlos entre sí para cerrar nuestro pecho nos ayuda a sentir menos, a tener la sensación de ser menos vulnerables y estar menos expuestos al medio externo.
Este hábito, esta actitud de replegarnos y protegernos, tiene una relación directa con una respiración mermada en su potencial, lo que nos impide respirar y vivir con apertura, libertad y liviandad.
Este taller esta diseñado para liberar de tensión a nuestros hombros, y nuestro pecho para dar más espacio a la respiración y enfrentarnos a la vida de una manera más abierta y relajada.
Una nueva oportunidad para recordar a nuestro sistema nervioso que podemos vivir con mayor calidad y soltura nuestro día a día.